Propuesta Curatorial: Bianca Bernardo & Gustavo Riego
La expresión "Mi casa es su casa", que da nombre a la muestra, evoca una noción cálida y generosa de hospitalidad, donde el anfitrión ofrece su casa al otro como si fuera la suya. Sin embargo, esta propuesta curatorial busca investigar y profundizar esta noción, destacando que la verdadera hospitalidad requiere el reconocimiento del extranjero que reside dentro de nosotros mismos. La exposición propone que la hospitalidad no se limita a una acogida dócil y absoluta, sino que se construya a partir de relaciones paradójicas de convivencia con la alteridad.
La hospitalidad, como explica el filósofo Alain Montandon, debe comenzar por eliminar la hostilidad latente que a menudo acompaña a la primera vista de un huésped o un extraño. Este extranjero, que puede ser pobre, marginado, sin hogar, sin tierra, refugiado o considerado loco, a menudo se percibe como una amenaza. Montandon nos recuerda que los grupos sociales construyen sus identidades mediante la inclusión y exclusión de aquellos que no se ajustan a sus normas. En este contexto, la expresión "Mi casa es su casa" no puede reducirse a un simple gesto de bienvenida. Para ser auténtica, la hospitalidad debe ir más allá de la apariencia de generosidad y afrontar las tensiones y contradicciones inherentes al acto de acoger a los demás. Es necesario reconocer que la hospitalidad implica una interacción dialéctica, donde tanto el anfitrión como el huésped son transformados por la experiencia de convivencia.
Artistas exhibidos
Tainan Cabral,
Aharon Emery,
Asmahen Jaloul,
Cristiano Lenhardt,
Nico Mierda,
James Muriel,
Silia Moan,
Andre Rolon,
Piti Tomé
En la muestra, un diálogo entre artistas de diferentes territorios y prácticas propone una reflexión crítica sobre cómo se puede practicar la hospitalidad de una manera más profunda e inclusiva, reconociendo y desmantelando prejuicios y miedos en relación con los extranjeros. La hospitalidad, desde este punto de vista, no es un acto unilateral, sino una práctica de apertura y autocrítica constante, una apertura de la perspectiva. Montandon sugiere que la hospitalidad debe ser percibida como un gesto que apunta, sobre todo, a eliminar la percepción amenazante del otro. A partir de esta premisa, la muestra busca pensar formas de ampliar los significados de la hospitalidad, transformándola en un principio ético que desafíe las barreras entre nosotros y los demás.
Reconocer lo extranjero en nosotros mismos nos desafía a construir una sociedad donde la hospitalidad sea una ética diaria que valore y respete la perspectiva humana a través de conceptos de interdependencia y complejidades de los organismos vivos. La educación occidental, guiada por la desconexión con la naturaleza, sitúa al ser humano en el centro de todas las cosas, valorando la razón y el dominio de un determinado conocimiento para la categorización y organización de todos los “otros” seres, humanos y no humanos.
La reinvención de los hábitos humanos, construidos por la narrativa de poder del colonialismo y de la modernidad, ha diseñado un mundo que anula las percepciones de diversidad de pensamiento e imaginación. Para imaginar nuevas posibilidades de convivencia y formas de cuidar el futuro, necesitamos reconocer nuestra frágil existencia en la inmensidad del mundo.